miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tema 6. Expansión ultramarina y creación del imperio colonial (S.XVI-XVII)

II. La colonización americana.


En los primeros tiempos, en las grandes islas del Caribe, los conquistadores se dedicaron a extraer la mayor canti­dad de oro posible, sometiendo a los indígenas a un traba­jo forzoso sistemático. El resultado es que en unos pocos años se obtuvo todo el oro que los indígenas antillanos ha­bían producido durante cientos de años, de manera que en 1525 el ciclo del oro había terminado.

La situación fue distinta en el continente. Se trataba de una gigantesca extensión de tierras, con suelos fértiles y una gran población indígena más estructurada. Los colonos se adueñaron de la tierra y obligaron a los indios a trabajaría mediante el sistema de encomiendas. Éstas consistían en la entrega de un grupo de indios al colono, teóricamente para ser evangelizados e instruidos, pero que en la práctica fueron obligados a trabajos forzosos y al pago de tributos.
Entre 1545 y 1546 se descubrieron las gran­des minas de plata del Potosí (Perú) y Zacatecas (Nueva España), y comenzó su explotación sistemática. A lo largo de todo el siglo la producción de plata fue en aumento, sobre todo desde la aplicación de una nueva técnica, la amalga­ma de mercurio, que permitía aumentar la velocidad de producción. La plata americana resultó vital para sostener las gue­rras europeas de la monarquía hispánica a lo largo de los siglos XVI y XVII. Para garantizar que hubiera mano de obra se introdujo la mita, un sistema de trabajo forzoso, tomado de la civiliza­ción inca, que obligaba a un porcentaje de trabajadores de cada pueblo a prestar servicios en las minas a cambio de un salario. Aunque en teoría la jornada y las condiciones de trabajo estaban rígidamente reguladas, la dureza de las minas provocaba la muerte de cientos de trabajadores.
A partir de finales del siglo XVI, la pérdida de población indígena llevó a introducir la mano de obra esclava negra, procedente de África, en tanto que en Nueva España y Perú la falta de mano de obra llevó a sustituir las encomiendas por el sistema de haciendas y plantacio­nes.
Las haciendas eran explotaciones autosuficientes, que incluían producción agrícola y ganadera. La mano de obra variaba mucho, aunque predominaba la indígena y mesti­za. Los castellanos introdujeron los cultivos europeos, como el trigo, la vid, el olivo o las hortalizas. Junto a ellos, se extendieron los productos autóctonos, como el maíz, la papa o el frijol, sobre todo en Centroamérica. La ganadería se extendió con la introducción de especies europeas: ca­ballos, vacas, cabras, ovejas, cerdos, que desplazaron a las es­casas especies americanas. Como en Castilla, ocuparon grandes extensiones de tierra para pastos, desplazando la agricultura indígena, sobre todo en las grandes llanuras del norte de México, Venezuela y la Pampa argentina (las estancias).
Las plantaciones se extendieron por toda la región tro­pical, es decir, el norte del Virreinato del Perú (actuales Ve­nezuela y Colombia), Centroamérica y las Antillas. Su pro­ducción, destinada directamente a la exportación, se centró en cinco cultivos básicos, tres autóctonos (cacao, ta­baco y añil) y dos traídos por los europeos (caña de azúcar y café). Eran grandes extensiones de terreno dedicadas al monocultivo y trabajadas por mano de obra esclava, prin­cipalmente. En el caso del tabaco, en el siglo XVIII la Corona pasó a controlar la comercialización mediante un monopo­lio (estanco).
Tras las denuncias de Bartolomé de Las Casas y la polémica sobre los derechos de los indígenas, y al comprobar que la Coro­na no tomaba medidas eficaces contra los abusos de los encomenderos, muchos frailes optaron por huir a zonas aún no controladas por los colonos o proteger a los indios retirándoles a tierras apartadas. Surgieron así las reducciones.  (ver apartado siguiente)
El comercio entre Castilla y los puertos americanos cre­ció rápidamente. Los colonos necesitaban prácticamente de todo: alimentos, ropa, aperos de labranza, armas, herra­jes, animales de tiro, etc. la Corona prohibió el desarrollo de talleres en América, para evitar que compitieran con los de la metrópoli. Aún así, pronto hubo producción artesanal, pero la dependencia de manufacturas europeas continuó siendo muy alta durante toda la época colonial. A cambio, a Europa se enviaban materias primas, pero su valor no co­rrespondía al de las exportaciones hacia América. La diferencia se cubría con metales preciosos.
El envío de la plata, fundamental para saldar el endeudamiento producido por las guerras en Europa, se convirtió en un problema estra­tégico ante la proliferación de la piratería en el Atlántico. Para proteger los convoyes, la Corona de Castilla decidió regular la navegación: a mediados del siglo XVI se estableció el sistema de flotas, en concreto dos anuales, la de Nueva España, que llegaba al puerto de Veracruz, y la del Perú, hacia el puerto de Portobelo. Ambas conver­gían en La Habana, cargadas de plata, para re­tornar juntas a la Península. Iban escoltadas por una se­rie de navíos de guerra, que aseguraban los convoyes frente a los ataques de los piratas.

Desde la segunda mitad del S. XVI y en el S. XVII aumentó la producción artesanal, y comenzó a desarrollarse el intercambio interno de productos, pese a las prohibiciones de las autoridades españolas, que lógica­mente no querían una economía interna americana inde­pendiente de la peninsular. Florecieron los talleres de pro­ducción textil y alimentaria, así como la construcción naval. Cada vez más, América se autoabastecía de numero­sos productos, lo que hacía descender las importaciones de alimentos y manufacturas españolas. Además, se produjo una caída progresiva de la produc­ción de plata, de tal forma que las remesas que se enviaban a la Península fueron disminuyendo de forma conside­rable a partir de la década de 1620. Las guerras europeas incentivaron el contrabando, porque no sólo se cuestionó el monopolio español, sino que la introducción directa de mercancías se convirtió en una forma de guerra comercial que perjudicaba a la monarquía española y fue promovida por los gobiernos europeos.

Las reducciones jesuíticas. Otra manera de hacer las cosas

En el S. XVII los jesuítas fundan las grandes reducciones de indios guaraníes, que residían en las tierras fronterizas entre los actuales Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, dentro de la Gobernación de Río de la Plata.

Estas reducciones respondieron a una concepción distinta de lo que había sido la "evangelización oficial" llevada a cabo por la iglesia en tierras americanas. De alguna forma, se trataba de evangelizar sin destruir la propia idiosincrasia indígena, sus creencias (que en muchos casos fueron asimiladas al cristianismo) y su cultura. Por otro lado, las reducciones pretendían ser también una alternativa a las formas de colonización y explotación económica de la tierra y de los indígenas: haciendas y estancias. En ambos sistemas de explotación, que sustituyeron a la encomienda, se explota a los indígenas, hasta casi esclavizarlos, además de utilizar abundante mano de obra negra como esclavos. Hay que tener en cuenta además, que en Brasil, en manos de los portugueses, no estaba prohibida la esclavitud de los indios.


Si quieres más información sobre las reducciones jesuíticas 



Vamos a hacer un viaje al pasado de esta experiencia pionera y alternativa a través de diversos pasajes de la película "La misión".

¡Acción!




En estas misiones los indios eran, de alguna manera, dueños de su destino. Trabajaban para la comunidad y todos se beneficiaban de lo trabajado. Eran libres, no recibían maltrato y recibían formación en lectura, escritura y música, para la que tenían grandes cualidades. Este "mundo perfecto" provocaba las iras de los hacendados, sobre todo los portugueses, y de los mercaderes de esclavos.





Muchos indígenas llegaban a estas reducciones, previo paso por las grandes haciendas, donde habían sido explotados y maltratados.  A las haciendas llegaban vendidos por los tratantes de esclavos, que se dedicaban a capturarlos en la selva




Uno de los pasajes más bellos de la película muestra el nivel logrado por los indígenas, en el campo musical




Pero ¿cómo empezaba esta aventura evangelizadora?, no con cañones, ni con caballos, ni con perros. Tampoco con la cruz como baluarte. A veces, simplemente con la música




Y con música, el "ave maría guaraní" de Ennio Morricone,  y la reflexión que dejó escrita uno de los testigos de los hechos, cerramos este capítulo.





La película está rodada, en parte, en las cataratas del Iguazú, entre Argentina y Brasil

¡¡¡IMPRESIONANTES!!!



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6 comentarios:

  1. ¿tambien nos vas a preguntar el tema 5 o solo el tema 6?

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  2. En los apuntes no aparecen mencionadas las estancias, ¿Son importantes a la hora de desarrollar el tema?. O podemos sintetizarlas con las haciendas, ya que practicamenta son lo mismo. La única diferencia que veo es que en las haciendas se encargan de la agricultura y en las estancias de la ganaderia.

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    1. Podéis sintetizarlas con ls haciendas, haciendo el matiz de su aprovechamiento ganadero

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  3. Guadalupe en las reducciones jesuíticas ¿La forma de explotación es a través de haciendas y estancias o estas se eliminan para no esclavizar a los indígenas? Muchas gracias

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  4. Las reducciones jesuíticas ni son haciendas ni son estancias, funcionan de forma totalmente distinta, tal y como se explica en el blog.

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