Artículo para la revista del IES

Espero que os parezca bien. Lo escribí con poco tiempo pero con mucho cariño...

El lES "Alejandría" celebró el final del curso de sus alumnos de 2° de Bachillerato.

La quinta promoción de alumnos de Bachillerato del lES "Alejandría", ya ha disfrutado de la ceremonia de su graduación como bachilleres.

Guadalupe Rodríguez

          

Eran la promoción del 5º aniversario del Instituto. El primer lustro de andadura de un centro joven y lleno de ilusiones y proyectos, que tiene en su alumnado, su claustro y el contacto con las familias, su eje vertebrador.

Debía ser un momento muy especial, y lo fue. Debía ser emotivo y también lo fue. Requería la presencia importante de las familias y cumplió ampliamente las expectativas.

En una emocionante tarde, los alum­nos, profesores y sus familias festejaron el final de una etapa y el inicio de un nuevo camino en su vida de estudiantes. Y lo hicieron con una equilibrada mezcla de cultura, emoción y marcha, que sin duda quedará en el recuerdo de todos. Los activi­dades se iniciaron a las seis de la tarde y se prolongaron hasta... que el cuerpo aguantó.

La mañana del martes 31 de mayo el Alejan­dría comenzó a vestirse de fiesta, con la preparación de los espacios, colocación de carteles alusivos al acto, y pruebas de sonido, de audiovisuales y ensayos. Ya por la tarde, se celebró el acto académico.

Con los acordes del “Gaudeamus” hicieron su entrada en el salón de actos los nuevos bachilleres, ante la expectante y emocionada mirada de sus familias y profesores. Después vinieron las distintas intervenciones previstas. Por el estrado pasaron la Directora Esperanza Estébanez, Agustín Sigüenza, en nombre de los padres, Pedro García y  Enrique Alfonso, profesores elegidos por los alumnos para dictar el discurso de despedida, en nombre del claustro, y los propios alumnos, representados por Nieves Herrero y Santiago Serna.

Todos coincidieron en resal­tar la importancia del momento, lo que supone el paso del Insti­tuto a la Universidad o al mundo del trabajo, en cualquier caso, el fin de una etapa y el comienzo "del futuro". En todas las inter­venciones hubo un punto de emoción y el firme propósito de que este momento sólo sea un hasta luego, y que los alumnos recuerden su paso por este centro,  en el que han pasado cinco años de su vida, en el que han sufrido y disfrutado; llorado, reído, odiado y amado.

     

      Agustín Sigüenza hizo patente su reconocimiento a la  importante  labor del profesorado, y a su fundamental aportación a la educación y el aprendizaje del alumnado. Destacó tam­bién el papel de los padres y les invitó “a sentirse orgullosos de sus hijos y del esfuerzo que han realizado para llegar hasta aquí”. A los alumnos y alumnas les invitó a buscar su futuro con ilusión: “Haced lo que queráis hacer, lo que os guste y donde mejor podáis desarrollar vuestra vida”.

La despedida en nombre del claustro correspondió este año a los dos profesores de Filosofía Pedro García y Enrique Alfonso. El primero hizo un interesante planteamiento sobre las relaciones alumno- profesor  en el mundo de la Filosofía, a lo largo de la Historia.”El profesor puede ser un modelo, un trampolín, puede ser un cúmulo de conocimientos teóricos. Queda en vuestras manos decidir qué hemos sido nosotros para vosotros. Pero desde luego vosotros seréis siempre para nosotros, lo más importante” fueron las palabras que cerraron su intervención. Enrique  Díez les habló de su paso por el centro, desde aquel primer día en que se familiarizaron con “esa mezcla de la tiza y la pizarra”. Hizo referencia al esfuerzo realizado a lo largo de estos años y al importante momento del final del Bachillerato. Terminó con un agradecimiento:”Gracias por acompañarnos en este viaje, que es el vuestro”.

La emoción llegó con la intervención de los alumnos. Nieves Herrero y Santiago Serna, al dirigirse a sus compañeros, y sobre todo amigos, con palabras llenas de afecto; también al agradecer a los padres y hermanos su cariño y comprensión en tantos malos momentos.

“Cada uno de nosotros hemos dejado una huella en el Instituto y en nuestros compañeros. (…)También hemos pasado momentos tristes, pero nos quedamos con los buenos (…). El futuro pertenece a quienes estén en él, y a nosotros nos interesa el futuro porque es el sitio donde vamos a pasar el resto de nuestra vida (…)”.

“Dónde quedarán esas conversaciones que no podían esperar al recreo? ¿Dónde quedarán esas canciones que escribíamos unos pocos y después se las sabía todo el mundo? ¿Dónde quedarán esas fiestas que montábamos en los viajes? ¿Dónde quedarán esas piradas al parque? Todos estos recuerdos y muchos más permanecerán durante gran parte de nuestra vida, y espero que nunca os olvidéis de ellos. (…) Nunca os olvidaré, gracias por hacer de estos años, los más felices de mi vida”.

 Otro de los momentos más emotivos fue la proyección del audiovisual realizado por Sheila Calvo y Carmen Crespo, alumnas de 2ºB. Era el repaso a “toda una vida”, que provocó sonrisas, alguna lágrima…y ¡mucha nostalgia!

                                                                                       

Como es tradición en este centro educativo, desde la pri­mera promoción, la poesía estuvo presente, con la lectura de un poema de la escritora Brasileña Martha Medeiros: “Muere lentamente”. La entrega de diplomas a los bachilleres puso fin al acto académico, que dio paso a un frugal ágape, amenizado por la música de los alumnos de la Escuela Municipal de Música de Tordesillas. Después, una suculenta cena, la disco y…”Abierto hasta el amanecer”...

 

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.

Marta Medeiros (1961)