sábado, 29 de enero de 2011

Tema 8. El Siglo XVII

IV. El ocaso del imperio español en Europa. Guerra de los 30 años y Paz de Westfalia

Del "pacifismo" de Felipe III al "belicismo" de Felipe IV: un vano intento por mantener la hegemonía.

  La crisis económica heredada por Felipe III de su padre, Felipe II, le obligó a mantener una política exterior muy distinta a la del S. XVI. Aunque continuó la política de hostilidad con los turcos otomanos y se enfrentó a la República de Venecia y el ducado de Saboya, la política exterior de Felipe III se orientó hacia una tregua en los conflictos, más por agotamiento económico que por convicción política.   En 1604 se firmaba la "Paz de Londres "y en 1609 se firmó la "Tregua de los Doce Años" con los Países Bajos, que representaba, de manera expresa, el reconocimiento oficial de la existencia de Holanda. Sin embargo, en 1618 se vio obligado a participar en la" Guerra de los 30 años", que enfrentó a los protestantes alemanes y checos contra sus parientes católicos, los  Habsburgo austriacos.

¡Es lo que tiene la familia!
Tregua de los 12 años


Las delegaciones española e inglesa en la "Paz de Londres"












La situación europea que se encuentra Felipe IV es complicada. Su implicación en la defensa de la Casa de Habsburgo, el fin de la tregua con Holanda, y su intento desesperado por defender la hegemonía española en europa,  llevarán a España a la guerra... ¡qué novedad!

Las causas de la Guerra de los 30 años son diversas:
  • Religiosas: La Paz de Augsburgo no había solucionado el enfrentamiento entre protestantes y católicos, especialmente en el centro y este de Europa. El intento de los Habsburgo austríacos por imponer el catolicismo de Trento en el imperio encontró una fuerte oposición, especialmente en Bohemia. En 1618, el creciente malestar de los protestantes bohemios provocó la llamada defenestración de Praga, suceso que provocará el estallido de la guerra. 
  • Políticas: La lucha centroeuropea por mantener la dignidad imperial provocó un enorme malestar en los incipientes Estados alemanes, que veían peligrar su independencia frente al poder de los Habsburgo. Por otro lado Se dirimía el mantenimiento de la hegemonía política y militar en Europa de las dos ramas familiares, la austríaca y la española, amenazada por Francia. En este contexto, será importante la guerra de independencia de los Países Bajos, apoyados por los protestantes, y en última instancia, por la católica Francia.
  • Económicas y sociales: la situación de grave crisis demográfica y económica que se produce desde principios de siglo, provocará un gran malestar social, que se verá reflejado en el conflicto.
Iniciada la guerra, se definirán los dos bloques en litigio: por un lado los Habsburgo, españoles y austríacos, y por otro los protestantes, apoyados por Inglaterra y, sobre todo Francia, potencia católica que no tuvo ningún problema en alinearse con los protestantes, en busca de su ansiada hegemonía política y militar en Europa. Su participación en apoyo del bando protestante será determinante en la resolución del conflicto.

España en la Guerra de los 30 años (vídeo de ampliación sobre la guerra)







Flandes será el gran problema de la monarquía, y la obsesión del Conde-Duque





En los primeros años de la guerra España obtendrá importantes victorias. La toma de la ciudad  de Breda ha pasado a la historia, no solo por su importancia estratégica, sino por haber sido inmortalizada por Velázquez. En esta larga escena de Alatriste podréis haceros una idea de lo que era la guerra en aquellos tiempos. Había que tener valor ¡vive dios!...




...y aquí el cuadro




 La implicación de España en varios frentes (Alemania, Holanda, Inglaterra y Francia) hará inevitable la derrota final. ¡ No se puede hacer frente a tantos y tan bien avenidos enemigos!



La sucesión de desastres externos e internos hizo caer en desgracia al Conde -Duque de Olivares. La situación de la monarquía era desesperada...




El fin de los tercios invencibles: Rocroi (1643)

“(…) - Contad los muertos, se le respondió a un francés que preguntó cuántos eran los españoles aquella jornada del 23 de marzo de 1643. Todos ellos murieron con el nombre de España entre los labios, blasfemando en buen castellano, fieles a un rey lejano que se gastaba en saraos y fiestas de la corte lo que habría de haber ido a mejorar el país, gastando en defensa de la verdadera fe todo cuanto éramos. Pero pardiez que no pudimos elegir. Somos lo que somos porque antes fuimos lo que fuimos.” (…). Alatriste



                      ¡¡¡Extraordinaria escena!!!. Lo mejor de la peli.


Como colofón, este soneto de Quevedo

 Miré los muros de la patria mía...

    Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

    Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del yelo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

    Entré en mi casa; vi que, amancillada,
de mi anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte;

    vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en qué poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.


El sistema de Westfalia

La principal consecuencia de la paz de Westfalia fue el debilitamiento de las posiciones de Austria y España en Centroeuropa. Paralelamente, salía muy fortalecida Francia, que representada por el cardenal Mazarino ganaba numerosos territorios en su frontera más oriental, entre otras plazas, Metz y Alsacia. Su guerra con España continuó hasta 1659, y terminó con la anexión del Rosellón y la Cerdaña, y su promoción a potencia hegemónica del continente, en la Paz de los Pirineos.

Otro personaje muy beneficiado en Westfalia fue el príncipe elector de Brandeburgo, que gracias a la mediación de Francia (que pretendía promover una potencia en el norte de Alemania que equilibrase la balanza con Austria) anexionó numerosos territorios y formó el núcleo de lo que años después sería el reino de Prusia.

De aquel tratado, las Provincias Unidas lograron el reconocimiento definitivo de su independencia, surgiendo así Holanda; Suecia se convirtió en la mayor potencia del norte de Europa, logrando arrinconar a Dinamarca en su espacio continental, fuera de la península escandinava.

Pero las consecuencias de la paz de Westfalia fueron más allá de un simple reajuste territorial. En primer lugar, rompió la idea defendida por España y Austria de la universitas christiana, por la cual el Emperador y el Papa podían mediar en los asuntos de toda la cristiandad por considerarla una gran República de distintos Estados, sometidos en última instancia a los poderes temporal (emperador) y espiritual (Papa). Triunfaba así la idea francesa de Estado nacional, por la cual se rechazaba la injerencia de poderes extraños en los asuntos internos del reino, y se afirmaba con una estructura legal y administrativa independiente sobre un territorio determinado (nación). De este modo, conflictos clave como la religión del Estado quedaron inmediatamente solventados: cada soberano decidía su confesión y las guerras de religión, que ensangrentaban Europa desde tiempos de Lutero, tocaban a su fin.


El papado quedaba de este modo apartado definitivamente de la participación que venía ejerciendo en las decisiones de la política europea, y el Imperio se convertía en una institución caduca que había perdido la mayor parte de su influencia sobre la Alemania de los príncipes, que ahora operaban con completa autonomía.



En el mapa conceptual se ordenan las ideas principales


G. Rodríguez




Con el siguiente vídeo os haréis una idea de cómo se repartía el pastel en los tratados de paz. Seguro que las cosas eran más o menos así... Ah! se me olvidada... está en inglés. ¡Viva el bilingüismo!





Tras los brindis, la cosa quedó así 

2 comentarios:

  1. Era La Madrugá, que es preciosa:))
    No me he podido resistir a mirarlo
    Un saludo

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